Alonso ha acabado con la mayoría de los soldados de Garci Ruiz de la Mota. Sale de la bodega y en el patio de armas busca la compañía de alguien para continuar con sus planes dentro del castillo.
Con esfuerzo, llega a la puerta de su cómplice y, una vez allí, le dice algo que le hace ser merecedor de la ayuda que puede prestarle.